La tasca
En los cursos de Escritura hay un ejercicio que se llama Binomio, consiste en escribir sin parar ni detenerse, lo que te salga durante 30 minutos, este es el resultado de Evita Ortega… La inspiración le vino de la #fotografía de Miguel Masa.
La Tasca
Lunes, el día más odiado por todos y el más amado por mí, el preludio de mi adorada rutina, la paz y la armonía materializadas en silencio, mi gran compañero que sólo me visita 24 horas a la semana, hoy está cerrado el bar, único día de cierre, los lunes, el día que yo soy felíz, que tiendo mis sábanas, que leo, escucho música y no huelo a fritangas ni guisotes, me encanta mi casa y no estoy dispuesto a renunciar a ella por una tasca de mala muerte, llevamos 10 años pleiteando el Antonio y yo y lo haremos otros 10 años si hace falta o quizás toda la vida, ya es algo personal y creo que hasta mejor sería así, porque si está lucha se acaba a que dedicaremos nuestro tiempo, yo no podría salir algún que otro sábado como un rayo de mi cama hacia la cocina y echar un cubo de agua a los chavales que se echan unos chatos en la terraza, que haría sin ese malicioso placer que me produce escuchar los gritos del Antonio, llamándome “hijo de mala madre hoy sí que llamo a la Policía” y que haría él si de vez en cuando agazapado, un lunes viene cuando yo no lo espero y tira de mis sábanas para revolcarlas por la acera.
El Antonio y yo hemos envejecido odiándonos, y ahora somos dos viejos que aparentemente hacen su vida, él con su negocio desfasado, mugriento y cutre, yo siendo un jubilado solitario y gruñón, ignorándonos pero necesitándonos, el uno significa para el otro, la vida, una razón para estar, para luchar, para sentir la fuerza que tuvieron las entrañas ahora yermas por la vejez y así se va a quedar, en pleitos, en jugarretas, el amigacho Antonio y yo, hasta que la muerte nos separe.