Inma Rios es periodista y se nota cuando escribe, esta es una historia que perfectamente podría estar basada en hechos reales… Emoción y realismo, gracias!!

“Hora de comer”

El reloj está a punto de marchar las 14:00 horas en la casa de José y Lola. La olla está con la comida hirviendo, inundando de un rico olor la cocina. Hoy toca guiso de patatas. Mientras termina de guisar, José prepara la mesa en el salón para siete personas. No es un día de fiesta, ni tienen nada que celebrar.

Suena el timbre. Es Leo, el hijo pequeño. Lola, al escucharlo sale corriendo a abrir la puerta sin importarle que la comida se queme. Al ver la cara de su hijo siente que algo no ha ido bien.

-          No pasa nada cariño, mañana será otro día. ¡Vamos! ayuda a papá a terminar de poner la mesa y cambia esa cara.

A los pocos minutos, entran Carol, Luis y la pequeña Susi, que con tan solo 3 años llena la casa de alegría y convierte a todos en niños con sus juegos y preguntas.  Carol lleva una bolsa de deporte que la deja al lado de la mesa de la cocina.

-          Abuela, he aprendido una canción nueva en el cole ¿te la canto?

-          ¡Claro que sí mi niña!

Olvidándose de todos los problemas, abuela y nieta se ponen a cantar y a bailar en medio de la cocina interrumpiendo el paso a todo el que va en busca de un plato o servilleta para terminar de poner la mesa. Pero todo da igual, la preciosa Susi es la reina de la casa.

Todos se sientan dispuestos a devorar el magnífico guiso de mamá, cuando llega Abel, el hijo mayor.

-          Por fin estamos todos, dice José.

Durante el rato que están juntos alrededor de la mesa son felices. Devoran el guiso hecho por Lola como si se tratase del mejor manjar jamás imaginado. Entre las risas de los hermanos, José y Lola se intercambian unas miradas de complicidad en las que no hace falta decir nada. Se entienden a la perfección.

El reloj marca  las 14:50 horas y cada uno vuelve a su tarea: Leo tiene que ir a otra entrevista de trabajo; Carol y Luis tienen que llevar a Susi al cole. Ambos se han visto perjudicados por la crisis y han tenido que cerrar la empresa. Abel vuelve al taller.

De nuevo, José y Lola se quedan solos en casa. Acaban de jubilarse y todos los días vienen a comer sus hijos a casa.

-          Maldita situación ¿cuándo terminará?, dice José.

-          Ponto, ya verás como pronto todo vuelve a la normalidad. Seamos optimistas.

-          Se me cae el alma a los pies al ver que nuestros hijos, estando más preparados, viven peor que nosotros.

-          Es verdad, pero mientras estemos aquí, a ellos nos les va a faltar nada.

-          Tienes razón Lola. Anda, descansa un poco que yo recojo la cocina. Tienes cara de cansada.

-          Vale, pero más tarde, que Carol me ha traído una bolsa de deporte con ropa para lavar y tengo ropa limpia en la lavadora lista para tender. Además, ha salido el sol.

Inma Ríos