En Bhutan miden la felicidad
Una madre baña a sus hijos en un barreño, detrás la ropa tendida. Es #Bhutan donde miden la felicidad interior bruta. Aquí @paconadal habla de ello >>> http://goo.gl/96bLgf. La #Fotografía es de Lynsey Addario
¿Qué parámetros de medida usarías tú en tu ciudad para medir la felicidad?
La mejor manera de medirlos es saber qué es para ti vivir en una ciudad y vivir feliz. Éstos pueden ser muchos, conciliación familiar, trabajo cerca de casa, más zonas verdes, espacios para compartir… Lo primero que habría que hacer para poder medir la felicidad sería saber qué medir. Cuando ves estas noticias te paras a pensar, la poca conexión que existe entre gobierno y ciudadanos en nuestro país. Quizás hay que dejarse guiar y mirar a otros mundos…
Tona´s ha enviado una historia con mucha sensibilidad inspirada en esta maravillosa fotografía (espero recibir muchas más!!)
Buthan, el amor, la amistad y la ropa tendida:
Él se fue de vacaciones. A mi aún me quedaría medio mes de despertador. Cafés matutinos imprescindibles. Legañas pegadas. Sueño. Y calor.
Llegué al trabajo. Posteé algo que encontré en el “caralibro” del “Tendedero de María” que me pareció emotivo y real dentro de todo este embrollo que es la vida. Iba dirigido a mi hermano el pequeño al que tanto quiero y con el que mejor me entiendo, era también un guiño a “él”.
“Bhutan, donde miden la felicidad interior bruta”. Me emocionó la historia, prometo que algún día lo visitaré. ¿Podré medir entonces mi felicidad interior bruta?
Nos veníamos no hablando. Simplemente veníamos confiando. Estando, sin estar; pese al tiempo, a las circunstancias, al sufrimiento, a nuestros pasados y presentes.
Me dí cuenta que colgaba fotos de ropa tendida de su viaje de vez en cuando. Para mi era un “hola”, un “te quiero”, un “pienso en ti”, un “viajemos juntos la próxima vez o simplemente siempre”.
Hace tiempo que no hablamos, de hecho nunca nos hemos hablado como debiéramos, o quizá si, pero de eso hace ya mucho. Para nosotros existen muchas formas de dialogar, entre ellas imagino también la ropa tendida; despojada de prisas, adornos, combinaciones, modas y tiempos.
La ropa espera a que el sol le dé el calor necesario y necesita que el viento le desprenda de cada minúscula gota de agua fría impregnada en ella. Entonces ya podemos recogerla, pasarle una mano por encima para alisarla y volverla a usar limpia y fresca.
Pese a que últimamente mido la felicidad neta, pienso que queda recorrido. Y espero que podamos fotografiar muchos tendederos juntos. E ir a Bhutan.
La historia de amperio y culombio por Tona’S.